Tras The Dirties, también grabada en el formato del falso documental, Mat Johnson, en su segunda película, se atreve con algo más grande, Operation Avalanche, una fábula conspiranoica. Unos agentes federales son asignados para encontrar a un espía soviético infiltrado en la NASA en plena guerra fría, pero a medida que investigan van descubriendo secretos que llegan a otro nivel. Planteada al principio en tono de farsa y comedia, sobre todo con Johnson en ese papel de agente del FBI bromista, poco a poco se va convirtiéndo en un thriller que, milagrosamente, supera el formato. Y es que Johnson ha demostrado en sus dos películas hasta la fecha que los recursos narrativos limitados del mockumentary se pueden suplir con la imaginación y buen uso de la cámara.
Esperaba con ganas The Neon Demon, la última película del gran Nicolas Winding Refn tras la impresionante Drive y la estupenda Sólo Dios perdona. La decepción fue mayúscula al encontrarme una película vacía a mayor gloria de la (supuesta) belleza y planos estilísticamente logrados. Porque sí, The Neon Demon es una maravilla visual, pero es simple carcasa, adolece de lo que critica y la radicalización del director hacia el poder de la imagen dinamita la propuesta. De hecho no consigue ni convencerme la ambientación en Los Angeles, probablemente la ciudad más cinematográfica del planeta, para lo bueno y lo malo.
El nuevo trabajo de Amat Escalante, La región salvaje, es algo desconcertante. Mezclando el cine de autor que practica el director con una trama de ciencia ficción sexualizada, nos introduce en la historia de un matrimonio, en el que el marido engaña a su esposa con el hermano de ésta. Por otro lado, una mujer mantiene relaciones sexuales con un extraterrestre con forma de pulpo. Los caminos de estos personajes se cruzan, con el asesinato de uno de ellos en medio, y el extraterrestre no discriminando a nadie a la hora de copular. Claro, si este argumento tan estrambótico fuera dirigido o interpretado por algún director más comercial sería tildado de muchas cosas y pocas bonitas, pero como lo es por Escalante, ya tenemos una gran película que llevarnos a la boca. En fin, realmente siendo sinceros la película no es horrible y tiene su punto de interés pero dista mucho de ser destacable.
A pesar de no ser un gran amante del cine independiente estadounidense si admito que dentro del movimiento se pueden encontrar películas muy interesantes e incluso grandes joyas. En el caso de Swiss Army Man tenemos un ejemplo de lo primero. Partiendo de una historia absurda acabamos encontrándo una reflexión sobre la soledad, la amistad, la perdida e incluso la muerte. Un naufrago encuentra un cadaver en descomposición que pierde aire por sus orificios, lo que aprovechará para poder dejar la isla como si llevara un fueraborda. Buscando la civilización la amistad entre ambos seres irá creciendo, no sin tener ciertos altibajos. Surrealista, divertida, tierna y dura, Swiss Army Man no es perfecta pero sinceramente, tampoco le hacía falta.
Una mujer mayor, Louise, se queda atrapada en una ciudad costera tras la salida del último tren. Con el tiempo empeorándo rápidamente, Louise encuentra fuerzas de flaqueza para sobrevivir hasta la llegada del próximo verano. Louise en hiver es una película amable, optimista, de una persona que aprovecha la adversidad para vivir una vida sencilla mientras se alimenta de sus recuerdos. Alejada en cierta manera del espíritu del festival ( como tantas otras, es verdad), si que es una película perfecta para relajar la mente y pasar un rato agradable.
La carrera de Denis Villeneuve ha ido creciendo de una manera espectacular desde el estreno de Incendies en 2010, que le abrió el camino al reconocimiento internacional. Arrival, su última película hasta que el año que viene se estrene la secuela de Blade Runner, se ha convertido por méritos propios en una de las películas de 2016, y si bien creo que es una gran película, y la segunda en mi ranking particular del director, también creo que ha sido demasiado magnificada. Probablemente se deba a mi propia visión de Villeneuve, a quién considero un gran director pero no el genial director que se dice. En el caso que nos ocupa, Arrival si que puede considerarse una película bien hilvanada, interpretada y ambientada pero corre el riesgo de en un segundo visionado perder esas características, además de un tono dramático que podría considerarse excesivo, pero que por fortuna no traspasa esa linea. Una película que no dejará indiferente y una experiencia que todo cinéfilo debe vivir.
Si Stake Land ya flirteaba con el sopor en un apocalíptico mundo infestado de vampiros, su secuela The Stakelander, su secuela, ya sin Jim Mickle pero con el mismo guionista y protagonistas, se abraza al aburrimiento más extremo e incomprensible. Una película puede ser lenta y ser una gran película. El problema es cuando la película es lenta para intentar parecer buena y lo usa además como maniobra para lastrar la falta de un guión consistente y rellenar metraje. Si hay una tercera parte lo más probable es que no pase absolutamente nada e inserten escenas de batallas o luchas contra vampiros en medio para parecer que sí.
Poco se puede decir de Yoga Hosers y desde luego nada positivo. Tras la ya irregular Tusk, aquí nos encontramos con la más absoluta de las chapuzas de un director que nunca he considerado destacable en lineas generales, pero que cuenta con algunas buenas películas en su haber. Protagonizada por su hija, Harley Quinn , y la de Johnny Depp, Lily-Rose, quienes ya aparecian en la anterior en los mismos roles, la patética historia simplemente se las lleva por delante por mucha voluntad que pongan. Además de que mientras la hija de Depp se defiende, la de Smith es insulsa como actriz. Como colofón Depp repite su papel de Guy Lapointe, patético personaje que en esta película, y a diferencia de Tusk, ya no tiene acento quebequense. Otra más para un engendro que conviene olvidar cuanto antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario