El año pasado, 2008, se asistió en Sitges al pase de la primera parte de una trilogía basada en los manga 20th Century Boys y su secuela / epílogo 21st Century Boys, en lo que fue la primera y única oportunidad de verla en territorio español hasta la fecha.
A pesar de su resumida trama, saltando determinadas partes de la historia dada la imposibilidad de cubrir tanto material en una película, su fidelidad era modélica y la caracterización de los protagonistas estupenda y veraz si uno ya se había leído el comic como era mi caso, lo que provocó que saliera bastante satisfecho del resultado dentro de lo que cabria esperar tras ver aquellos trailers con estética de teleserie japonesa rodada con pocos medios a pesar de su elevado presupuesto, lo que no era cierto en absoluto al final.
Este pasado Festival de Sitges 2009 nos dieron la gran sorpresa, se pasaría la secuela en Sitges, lo que era de esperar, pero también se estrenaría la última parte de la trilogía, al poco de su estreno en salas japonesas, circunstancia que hacía elevar las ganas de acercarse al Festival, a pesar de la pega de ponerlas en dos días consecutivos, en lugar de en el mismo día. Razón al parecer impuesta por los japoneses, pero al fin y al cabo lo importante era poder verlas.
La segunda película comienza bien, con un estilo parecido a la primera, fidelidad pero resumiendo bastante, hasta que la cosa se estropea al cambiar situaciones y actuaciones de los personajes, lo que pesa mucho para un fan que se ha leído los 24 tomos y que se tiene la historia bien sabida, prácticamente de cabo a rabo. Y no es que me considere un inmovilista que no permite ni el más mínimo cambio, pero si la cosa es buena, ¿para qué cambiarla?, y más para incluir acciones sin la más mínima emoción, en lo que fue uno de los momentos más emocionantes del manga al descubrir quien es "Amigo", aquí ni se descubre ni nada parecido, pasando a ser el personaje del Dr. Yamane, una comparsa prescindible y ridículo.
Si bien la fidelidad narrativa empieza a ser despreciada en esta parte, incluido los caracteres de los personajes, la fidelidad física continua inmaculada, incluso en los momentos más ridículos, lo que, por otra parte, no debería ser objeto de objección, si no fuera por la tendencia, a menudo irritante de algunos actores japoneses en reincidir en la tan temida sobreactuación, quizás valida en el papel pero no en pantalla.
Después de pasar una decepción con la 2ª parte, la 3ª remata el conjunto con una serie de situaciones incoherentes o carentes de emoción, hasta llegar a un climax falto de garra y emoción, tan sólo válido por el recuerdo del manga, pero que no le llega ni a la suela de los zapatos. Y no me vale la excusa de la dificultad de adaptar un manga de tantas páginas a tres películas de dos horas y media, porque la trama original aún aligerada era válida para para plasmarla en imágenes. Pero probablemente en un ataque de originalidad e intento de innovar alguien decidió cambiarlo todo para sorprender, desgraciadamente para mal...
El principal problema, dejando a un lado los cambios o los recortes, es la imposibilidad manifiesta de adaptar el comic a tres películas con una duración tan delimitada. Lo ideal, como pasó con
Monster, del mismo autor, el gran Naoki Urasawa sería una teleserie animada de extrema fidelidad, rumor que se lanzó en un momento en el que se apuntaba la posibilidad de cancelación de las películas antes de su rodaje, cosa que no pasó al final.
Y ya para terminar, recomiendo fervorosamente el manga de Urasawa, uno de los mejores comics manga o no manga que he leído, y a poder ser antes de ver las películas, claro.