En cuanto a las películas, por desgracia solo nos pudimos acercar el fin de semana, aunque fue suficiente para poder algunas propuestas muy interesantes, estando entre ellas la ganadora del premio de la crítica (aunque no fue mi favorita) y del público, la tailandesa Bad Genius.
Para empezar nuestra andadura en Vic, que mejor que con el thriller chino The Looming Storm, una nueva muestra de que este tipo de cine es de lo más interesante que viene del gigante asiático, alejado de las superproducciones que revientan las salas. Con muchos puntos en común con la ganadora del Oso de Oro de Berlín en 2014, Black Coal, este áspero thriller nos lleva a la obsesiva búsqueda de un asesino en serie por parte del responsable de seguridad de una fábrica mientras los cambios se van sucediendo en la China de 1997, mientras no queda claro si lo que estamos viendo es real o fantasía del protagonista. The Looming Storm, como Wrath of Silence, son películas que a medida que se piensa sobre ellas van creciendo y demandan un segundo visionado para no perderse los detalles más sutiles.

El sábado empezamos con otra película china, clara nacionalidad ganadora del festival por cantidad de films presentados. En esta ocasión se trataba de Soccer Killer, un delirio firmado por Jeff Lau, que nos lleva a un duelo de cuju, precursor del fútbol, entre unos trasuntos de los Vengadores y X-Men contra una serie de expertos de artes marciales en la Dinastía Song. Ni qué decir que lo que veamos no puede tomarse en serio en ningún momento puesto que lo que hay es lo que se ve. Por desgracia a mi no me convenció aunque por supuesto alguna risa tuve que aflojar ante lo absurdo de la propuesta.

El plato fuerte de la jornada, y del festival, fue el thriller Wrath of Silence. De nuevo un thriller que ahonda en las contradicciones del gigante chino, y que no escatima en mostrarnos lo peor del ser humano así como la corrupción y nepotismo que impera en el país. Un niño desaparece de su pueblo y su padre emprende una frenética búsqueda encontrándose por el camino con personajes detestables. Un thriller seco y extraordinariamente potente que raya la perfección, pero al que alguna escena, concretamente una cerca del final, lo deja como simplemente una gran película, que no es poco.

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