Este año 2017 Sitges celebró su 50 aniversario, que se dice pronto pero que es una efeméride excepcional. Algo que no está al alcance de tantos festivales de cine y que a pesar de sus carencias, demuestra que el equipo que está detrás consigue hacer un trabajo estupendo, especialmente en el contexto social y político en el que vivimos. Puede ser que esta edición fuese, sobre el papel, algo más floja que la del 49 aniversario, pero eso se debe a que el 2016 vivimos un aluvión de peliculones e invitados espectaculares que pudo ensombrecer la cincuentena. Pero como siempre, todo se trata de puntos de vista y percepción. Por mi parte me quedo con varias joyas que vi y alguna que recuperé.
Como se trata de un blog sobre cine asiático, empezaré hablando sobre las películas del continente oriental. Luego seguiremos con el cine estadounidense y acabaremos con el europeo, australiano y latinoamericano.
La primera película asiática que vimos fue la china Big Fish & Begonia, una cinta de animación de una factura técnica impecable, una animación espectacular y una fotografía llena de colores vivos que transporta a esos mundos irreales. Quizás se la compare con el cine del Studio Ghibli, y concretamente con el de Miyazaki, y quizás esa sea una de los vicios que tenemos hoy en día, comparar tanto algo sin otorgarle su propia entidad. Y si bien tiene algunos nexos en común, creo que sus raíces también se encuentran en tradiciones chinas. Sea como fuere, una estimulante película que se merece un segundo visionado.
Recuperar The Mission en pantalla grande es una gozada. Nos lleva a otros tiempos del cine de Hong Kong, con lo cual no quiero decir que ahora se hagan malas películas, sino que esa forma de hacer cine noventera, arriesgada y concisa pertenece a su tiempo. La historia de esos cinco miembros de la triada que al proteger a su jefe establecen unos lazos irrompibles consigue llegar a lo más hondo. Y que decir de la escena del tiroteo en el centro comercial. Una maravilla.
Fireworks, otra cinta de animación en este caso japonesa fue lo contrario, me pareció una película pretenciosa y aburrida, con unos personajes incapaces de provocar empatía. Se pueden salvar partes de la animación, aunque otras estén sobrecargadas, pero en general una de las peores película asiáticas de este Sitges.
A Special Lady comienza muy bien pero poco antes de la mitad de la película se desinfla. Esta historia de una exprostituta convertida a sicario de una organización criminal coreana acaba demabulando sin saber exactamente a dónde ir y embarullando la trama de tal manera que ella misma se pierde. Una lástima pero es una constante en el thriller coreano, pasando de maravillas a películas mediocres con solo un par de escenas potentes para regocijo de la platea.
Tocaba recuperar otro clásico de Hong Kong, Duelo a muerte, dirigida por Yuen Chor y producida por la Shaw Brothers. Y como casi siempre no defrauda y nos ofrece una historia de luchas y venganzas que pasa como un suspiro y te arregla el día en cuanto a visionados.
Habría una gran expectación con la versión en imagen real de Jojo's Bizarre Adventure entre otras cosas porque estaba dirigida por Takashi Miike y rodada en la propia Sitges. Primero debo decir que no me he leído el manga ni visto el anime, pero la película me pareció especialmente infame. No voy a cargar las tintas con Miike, porque todos sabemos a estas alturas que es un director tan irregular que pasa de obras maestras a auténticas aberraciones, pero así no Miike. No basta con rodar en Sitges, cosa que a mi realmente más allá de la curiosidad me da bastante igual.
Y la última de la retrospectiva de Hong Kong que pude ver fue Hard Boiled, la gran maravilla, para mi por encima de A Better Tomorrow, que tiene John Woo, y que no tiene pinta de superar. Hard Boiled lo tiene todo, acción, humor, suspense, romance. Con unos John Woo y Chow Yun-fat a punto de irse a sus respectivas aventuras americanas, Tony Leung y Anthony Wong espectaculares, es una película que hay que ver, revisionar y volver a revisionar, porque lo merece. Si nos preguntamos por que el cine acción de Hong Kong era un referente en los ochenta y noventa al verla se nos despejarán todas las dudas.
Para terminar con las películas asiáticas de Sitges teníamos The Brink, otra muestra del cine de acción de Hong Kong, en este caso actual. Repleta de peleas y persecuciones espectaculares, es una película que no da tregua al espectador. Quizás el final es un poco exagerado pero al fin y al cabo de eso se trata también, de rebasar ciertos límites.
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