Comenzamos la tercera jornada de las Nits con Los monstruos del fin del mundo, de la retrospectiva Kaiju, y secuela de la Gamera original. En esta ocasión Gamera vuelve a la tierra tras su derrota en la primera entrega y se encuentra cara a cara con Barugon, monstruo procedente del Sudeste Asiático (como tantos otros de su especie) lo que dará pie a peleas entre ambos seres mientras el ejército y científicos japoneses intentan encontrar la manera de derrotarles. Con todos los elementos del kaiju más clásico esta producción camina en la cuerda floja haciendo equilibrios para salir adelante con dignidad, y afortunadamente lo consigue quedando una cinta apañada y entretenida.
Y nos tocaba continuar con Japón, aunque ahora cambiando completamente de género y acercándonos a la comedia romántica con No Longer Heroine, basada en un manga. Si bien este tipo de películas no son ni mucho menos de mis favoritas, en esta ocasión durante gran parte de la película me lo pasé muy bien ya que rehuye los lugares comunes de este género y opta por un estilo mucho más desenfadado y surrealista hasta la parte final en la que ya comienza a aflorar una narrativa mucho más típica y pierde parte del encanto que había despleagado durante el metraje. Aún así la película aprueba con nota y es una muestra de que en todos los géneros se pueden sacar películas estupendas. Mención especial para la gran actuación de Mirei Kiritani, estupenda tanto en los momentos cómicos (sobre todo) como en los más dramáticos.
The Deal se quedó como única representate este año del cine coreano perteneciendo a uno de los (sub)géneros más importantes del cine de aquellas latitudes, el de venganzas que tantas grandes películas nos ha dado, incluídas varias obras maestras. En este caso la película sigue las rutas de siempre pero con habilidad para poder destacar por encima de la media de thrillers coreanos que podemos ver año sí y año también en diferentes festivales. Además su duración menor a las dos horas le confiere una agilidad narrativa superior a la media. Como anécdota, en las Nits pudimos ver la versión del director con mayor metraje de escenas violentas que la estrenada en cines surcoreanos.
La noche acababa con la película nepalí Serdhak, presentada por su director y ambientada en la región de Mustang. Un joven estudiante de etnia tibetana vuelve a casa, una zona rural en la que sus padres y hermana trabajan la tierra reencontrándose, sin saberlo, con una antigua compañera de infancia de la que se irá enamorando mientras su vida va cambiando a pies del Himalaya. De ritmo languido y usando ciertos tics del cine de autor, Serdhak no deja de ser una pelicula interesante desde el punto de vista antropológico pero de poco calado cinematográfico y que añade escenas superfluas para poder llegar a un metraje de más de 70 minutos.
The Arti fue la encargada de inaugurar el cuarto día de festival. En este caso nos íbamos a Taiwán a ver una película realizada deliciosamente con marionetas y en la que dos hermanos se ven obligados a huir con un robot creado por su padre tras el asesinato de este. Deliciosamente rodada, The Arti tiene dos partes claramente diferenciadas; una primera bastante infantil y a la que le cuesta arrancar a pesar de momentos inmejorables como la persecución del principio o el torneo de lucha y una segunda que vira hacia la acción pura y dura, con escenas de gran violencia y la muerte de algún que otro personaje principal. Es en esa parte final en la que la película consigue llegar a sus cotas más altas y se libera de un principio contenido. Una película que acortando un poco la parte más infantil sería una pequeña joya y se queda en entretenida.
Tocaba otra nueva entrega de la retrospectiva con El monstruo que amenaza el mundo en la que los Gappa hacen de las suyas en la única película kaiju producida por la Nikkatsu. Una expedición patrocinada por la revista Playmate encuentra un extraño ser parecido a un pájaro y se lo lleva a Japón ante la oposición de los lugareños y que provocará el enfado de sus padres cuando despiertan y ven que su hijo ha desaparecido. Esto provocará las consabidas escenas de destrucción y una "sutil" crítica al sensacionalismo de los medios de comunicación con el dueño de la revista presentado casi como el villano de la película o un machismo exacerbado en diferentes escenas y sobre todo en la parte final tan categórica. Diversión a radudales con un film que se podría describir como un drama de dos progenitores ante la desaparición de sus hijos y lo que estarían dispuestos a hacer por recuperarlo y que no desentonaría con el tono completamente psicotronico que se gasta la película. Una gozada de película con esas risas o la canción Gappa, que el entregado público acabó cantado en los créditos finales.
Tocaba el turno de los documentales y comenzamos con For the Love of a Man, un retrato de la locura que se vive en el Estado indio de Tamil Nadu por el actor y mito Rajinikanth, un hombre que tiene 150.000 clubes de fans. La cinta va ofreciendo el retrato de esta obsesión a través de varios personajes principales como por ejemplo el hombre que llega empeñar las joyas de su esposa para poder organizar una proyección de una película de su ídolo. Un ídolo que es apodado Querido Líder o incluso Díos, y que nos enseña la necesidad de gran parte de la humanidad de necesitar un ser superior para que ejerza de guía, y en este caso en una zona poco religiosa y tendente al comunismo. Un documental imprescindible por lo que nos cuenta y como nos lo cuenta.
Del Cinema Vigatà nos trasladamos a la Biblioteca Joan Triadú para asistir allí por primera vez para una proyección que sería la de The Last Pinoy Action King, documental dirigido por Andrew Leavold, viejo conocido del festival en el que estuvo presentado hace dos años The Search for Weng Weng. De igual manera que en aquella se volvía a centrar en el cine filipino, y en esta ocasión en la figuera de Rudy "Daboy" Fernandez, uno de los mitos del cine de acción de la excolonia española. A pesar de su interés el ritmo decae por momentos y se antoja un metraje demasiado largo centrándose en la figura de Fernandez, olvidando contextualizar un poco más el documental, cosa que si hacía de manera perfecta en su anterior documental. De todas maneras vuelve a ser superior a la media de este tipo de documentales y celebramos haberlo podido ver sin género de dudas.
Y el viernes se acababa (para mí, pues la noche siguió con Z Island) con la proyección de Ip Man 3, cierre por el momento de la saga dirigida por Wilson Yip y protagonizada por Donnie Yen que aquí tiene dos rivales de excepción, el estadounidense Mike Tyson, con el que tiene una memorable pelea y Max Zhang, valor en alza y al que pudimos ver el año pasado en Sitges el año pasado como uno de los villanos de SPL 2. Esta tercera entrega se centra en la acción teniendo las gotas justas de drama con la enfermedad de la esposa de Ip Man y algún pequeño toque de comedia, destacando la primera escena con un joven Bruce Lee deseoso de entrenar con el maestro del Wing Chun. Si tuviera que hacer un top de la saga esta tercera entrega se situaría en el segundo puesto tras la casi magistral película original.
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