Continuamos con la crónica de nuestro paso por las Nits de Cinema Oriental 2014. En esta ocasión con la tercera y cuarta jornadas y con varias de las mejores películas del festiva.
En primer lugar tocaba una de las películas más esperadas, el documental australiano The Search for Weng Weng presentado como el anterior día por su director Andrew Leavold, un auténtico friki, si se me permite utilizar esa expresión. Ex propietario de un videoclub trash a más no poder, el ínclito Andrew, todo el tiempo con una cerveza en la mano y amable y campechano, explicó sus filias por las películas filipinas de aquella época y demostró que efectivamente es un gran experto en ese cine. Y que decir del documental, una maravilla hasta para los que conocemos a Weng Weng solo de oídas, un retrato no ya solo de un hombre utilizado sino de una época político-social-cinematográfica, algo que reiteramos, y que merece ser visto en todos los lugares posibles. Una búsqueda de casi una década por parte del australiano que, en primer lugar, saca todo su amor por el cine y su perseverancia para conocer los detalles oscuros de unos momentos de esplendor entre el bizarrismo y hasta cierto punto un retraro de la lucha de clases de un modo lúdico. Andrew Leavold afirmó por activa y pasiva que volverá el año que viene a Vic. Lo esperamos y deseamos porque es una figura que merece la pena conocer.
Tras el desenfreno y la locura llegó A Time in Quchi, la única película taiwanesa del festival tras ser la cinematografía invitada en la pasada edición. Lamento decir que la taiwanesa es una película aburrida y que en la primera de sus casi dos horas de metraje no pasa prácticamente nada. Un niño con los padres en proceso de divorcio va a pasar el verano a casa de su abuelo y a experimentar vivencias. A partir de aquí todo es de manual de guión, dilatar la película y de repente un suceso dramático que se ve venir a leguas para acabar con más o menos otro tópico a medias. En si es un vano intento de sacar la lágrima fácil y lo que podría haber sido una bonita historia de aprendizaje se convierte en un aburrimiento para las sobremesas. Aún así es bueno que el festival programe películas de todo tipo, por supuesto.
La penúltima del día fue KL Gangster 2, de la que se vio la original (aunque realmente esta es una precuela) hace dos años en el festival. Sin haber visto la primera para juzgar, esta es acción pura y dura, peleas intensas, explosiones increíbles, persecuciones llenas de adrenalina y personajes carismáticos desde el primero al último. Esta historia filial con dos hermanos enfrentados en diferentes bandas tiene momentos sublimes y mezcla de manera acertada la acción con el humor. Ya la primera escena con la brutal batalla entre bandas en esa decadente y llena de carisma (y así es por propia experiencia) Kuala Lumpur te da las claves de por donde va la película. Ahora a recuperar la primera parte y esperar que nos llegue el spin-off en clave de humor por lo que parece, ¿a las Nits 2015?.
Para rematar la noche y tras cena coreana bastante rica tocaba Cold Eyes, remake de la hongkonesa Eye on the Sky. Durante 3/4 del metraje la película mantiene el tipo, aun siendo inferior a la original, para luego empezar con la retahíla de incoherencias y escenas rizando el rizo tras una puesta al día de la famosa escena del martillo de Olbdoy, aquí con cuchillo. Mal endémico de los thriller coreanos es su absurda costumbre de diltar las películas y añadir metraje para que al tener 120-130 minutos parezca mejor y más elaborada. En eso, la mayoría de veces y comparando con los hongkoneses, sobre todo al ser este un remake, es algo superfluo ya que contado en 100 minutos sin paja es mucho mejor y más concisa. Lástima porque hace bajar mucho el listón de ese principio trepidante. A los fans les gustará mucho el cameo final.
El día siguiente comenzó con la adaptación a animación de Una historia china de fantasmas. Una película realmente apta para niños y no al mismo tiempo. Violenta en algunos aspectos, trangresora en otros, muy extraña en general se beneficia de un final espectacular y resulta simpática por ese humor muy cercano al anime japonés ochentero ya que recordemos es una producción de 1992. Inferior lógicamente a la protagonizada por Leslie Cheung si que mantiene su interés y se va valorando más con el paso de los días. Un acierto recuperar estas películas difíciles de poder ver.
Los clones (o La saga) de Bruce Lee es cine de otro mundo. Metacine, cine dentro del cine, lisérgica, increíble, gratuita, penosa, patética, aprovechada. Un chute desde los créditos del principio. Una película con 3 clones de Bruce Lee que no se parecen entre si, dos científicos locos, hombres de bronce, dos enfermeras buscando cables, luces de la muerte, hierba venenosa para decorar, una colección de chicas salidas del Playboy hongkonés, esbirros con bigotón, un productor de cine malvado y Bolo Yeung. ¿Que puede salir de eso?. Algo inenarrable que no admite segundas tomas. Como diría Ed Wood "a positivar". Se tiene que ver pero si es posible bajo los efectos de algo y en compañía de más gente.
Amistad filial, heroic bloodshed, sinónimos del cine de acción de Hong Kong que tuvo su máximo exponente a partir de los 80 y que llevaba varios años en un bajón continuo. Bajón que The White Storm dinamita con ese trío de figuras que son Louis Koo, Lau Ching Wan (o Sean Lau) y Nick Cheung. Cuatro policías hongkoneses (uno infiltrado) van a Tailandia para capturar al más escurridizo capo de la droga, pero una vez allí y entre traiciones y errores la tragedia se cierne sobre ellos. Cinco años después el pasado vuelve para perseguir a los supervivientes de aquello. Resumido podría parecer que es una historia del montón pero no, la elaboración argumental es total, las relaciones entre personajes hilvanadas alrededor de esa canción que cantan en los momentos más duros los tres personajes (y amigos) protagonistas. La acción está dosificada tanto al principio como a la mitad y al final, siendo los otros momentos más cercanos al drama y thriller. Pero cuando ese trío se apodera de la pantalla todo se vuelve brillante (y rojo de la sangre salpicando). Como escribí en twitter, deseo que esto signifique una nueva y brillante etapa en uno de los mejores cines de acción del mundo (y de la historia).
Por partida doble y ahora en la Bassa venía Nick Cheung en este día de Hong Kong, presentado por la responsable de la oficina comercial en Bruselas. Un día, el más esperado, y que trajo dos de las mejores películas (incluso tres aunque Once Upon a Time in Shanghai ya la había visto en Hong Kong) del festival. Aquí en Unbeatable, a la postre ganadora del premio del público, nos adentramos en un drama con tintes actioner por las peleas de los protagonistas en el MMA, pero que no deja de ser una historia de superación al estilo Rocky. Historias entrecruzadas entre continentales y hongkoneses, un canto a la solidaridad y al cariño que está en ocasiones a punto de bordear el ridículo pero que se sobrepone a ello y nos encumbra a Nick Cheung como el ídolo de la jornada (y quizás del festival por la calidad de sus interpretaciones). Lo verdaderamente increíble es que películas como esta o las anteriores no tengan distribución en España, pero unas cosas y otras, quizás también los prejuicios del espectador medio y la falta de identificación con un boxeador chino pero no con uno de Philadelphia puede jugar en su contra. Lástima.
Y en breve la crónica final de este ya gran festival.
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