Por segundo año consecutivo desde Asia Cine cubrimos las Nits de Cinema Oriental, único festival especializado en el cine asiático de toda España y que ya llega a la 11ª edición con una programación cuidada y un crecimiento año tras año con ese equipo de primera linea que hará que la edición que viene, según palabras de la organización y la administración local, el salto cualitativo sea notorio si cabe. Desde aquí deseamos que eso sea posible ya que el esfuerzo, las ganas y la ilusión son de un festival de primer orden.
Y a partir de aquí ya nos dedicamos a las películas vistas durante las dos primeras jornadas de festival, inauguradas con cine filipino, país invitado a esta edición. La primera de las propuestas fue Graceland, un thriller filipino inmerso en una de las mayores lacras de muchos países y en especial del Sudeste Asiático como es la prostitución de menores. Marlon, el joven chófer de Changho, un discutido político, ve como su hija es secuestrada confundida con la hija de este lo que provoca una situación tensa que se irá agravando con el paso de las horas. Trama construida al milímetro, sirve como propuesta de entretenimiento y crítica social a pesar de ciertas concesiones al sensacionalismo
Justo después tocaba Kabisera, ambientada en una de las zonas más lúgubres, fotográficamente hablando de Filipinas y también más insegura, con las guerrillas musulmanas campando a sus anchas. Andrés, un humilde pescador y exconvicto, encuentra por casualidad dos fardos de droga que esconde. Pero la tentación y las ganas de una vida mejor harán que se precipite al abismo del tráfico de drogas. Con una ambientación que remite al cine de Michael Mann, y en especial a Corrupción en Miami, de la que hay incluso cierta referencia. Kabisera consigue hacer llegar, a pesar de cierta incoherencia, una sensación de agobio continuo que se acrecenta durante el metraje. Lástima que el final acabe siendo poco satisfactorio.
Para rematar el primer día tocaba la comedia Blue Bustamente, que se proyectó en el cind y que pasaba por ser la propuesta más accesible al público por cuanto su humor no entrañaba ese riesgo de no hacerse entender en otras latitudes. George un ingeniero que trabaja en Japón y que ha dejado a su familia en Filipinas pierde su trabajo encontrando pronto otro pero como extra de una popular serie tokusatsu. Incapaz de decirselo a su familia, este nuevo empleo le llevará a situaciones absurdas como su enfrentamiento con el extra principal, uno de los mejores momentos de la película, y su relación con Roger, otro filipino y una chica japonesa con la que no se entiende. Articulada de manera simple pero atractiva, su buen rollo y carismáticos personajes la convierten en una simpática propuesta.
Para la mañana siguiente abrimos con la presencia del director Andrew Leavold, invitado al festival para presentar su documental The Search for Weng Weng, y que presentó como buen conocedor del cine filipino la película Puño desnudo y el documental Machete Maidens Unleashed!, producido por él mismo. Precisamente Puño desnudo, en una copia doblada al castellano, se revela como un producto fascinante por su incoherencia, diversión y carisma. Explotation con momentos impresionantes como la persecución de los violadores y la perdida de ropa paulatina de la protagonista mientras les da una paliza o la habitación del amor de Chuck (guiño al gran Norris), uno de los malos, en una secuencia hilarante y a la que deben mucho películas como Instinto básico.
Posteriormente Machete Maidens Unleashed! nos habló sobre esas películas, sobre esa época en la que productores estadounidenses como Roger Corman viajaron a producir películas al país asiático y en el que pasaron de películas de terror a exploits de Mad Max, Platooón o cualquier éxito de aquella época fácil, rápido y barato. Actores y actrices como Sid Haig o Pam Grier entre muchos otros vivieron aquello tan bien plasmado en la película y que como bien se comenta habría cosas imposibles de ver hoy en pantalla (grande al menos) debido al momento políticamente correcto que vivimos. Y al final este tipo de películas documentales no dejan de ser sino testimonios de una época, tanto cinematográfica, como política y socialmente. Un testimonio que deja claro que todo es cine, incluida la serie B, Z o lo que sea. Cine que merece conservarse y verse más allá de momentos puntuales en festivales del género. Es tiempo de reinvindicar el cine en todas sus facetas.
En la nacionalista Bombay, cuna de Bollywood, las cintas de acción con conflictos entre India y Pakistán suelen nutrirse de tópicos y banderas ondeando al viento. Todo eso está en D-Day, pero lo bien hecha e interpretada que está obvian ese hecho no tan importante a la hora de centrarse en solo ver una película. La separación de India y Pakistán tras el fin del colonialismo británico es un hecho tan traumático que sigue dando juego y aquí se explota de manera acertada. Incluso los números musicales están integrados en la historia sin ser exactamente como en muchas películas, y uno de ellos es auténticamente brutal en su reconstrucción de un hecho importante en la trama. Probablemente, si le tenemos que poner algún pero, el metraje podría haber sido aligerado aunque queda claro que es una película Bollywood, así que quejarse de eso sería algo necio por mi parte.
Y para el final la irregular aunque divertida Daily Life og High School Boys, en la que las hormonas causan estragos en unos jóvenes estudiantes japoneses. Teñida de un humor muy, quizás demasiado, japonés, bajo esa capa de comedia se encuentra una trama agridulce cuando esos muchachos (sobre todo los 3 protagonistas) son incapaces de interactuar con las chicas. Circunstancia que se complica cuando muchachas de otro colegio van al suyo a preparar una fiesta y ellos aumenten su inutilidad y nerviosismo. Basada de nuevo en un manga como su anterior Afro Tanaka, Daigo Matsui se reivindica como director importante de las Nits, por cuanto prácticamente todo el público de la Bassa aguantó su película y acabó riendo a pesar de su localismo y de que al final la vena autoral del director acabó saliendo, con planos fijos de varios minutos. Propuesta irregular pero al mismo tiempo interesante para que el público vea todo tipo de cine.
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