Hoy hablaremos, aunque no parezca tener a priori que ver con la temática del blog, de la obra teatral La monja enterrada en vida, dirigida por los jóvenes Nao Albet y Marcel Borràs, que pudimos disfrutar el pasado miércoles en La Seca: Espai Brossa.
Basada en la obra del dramaturgo catalán Jaume Piquet, La monja enterrada en vida o secrets de aquell convent, esta adaptación moderna tiene muchos puntos en conexión con Asia. Desde la actriz principal, la china residente en Barcelona Shang-Ye, quien recita todo su diálogo en mandarín, excepto una canción que canta en castellano, hasta sus múltiples referencias a Dragon Ball, pasando por los homenajes a las películas de kung-fu, que hacen ver la gran influencia que ha tenido en los directores toda esa estética. Sobre todo haciendo hincapie en Dragon Ball, encontramos una parte de la banda sonora y, en uno de los mejores momentos, un parón en la trama con un resumen animado y la voz del narrador de las aventuras de Son Goku en versión catalana, Enric Isasi-Isasmendi. Todo un detalle por parte de Albet y Borràs.
Además de estas referencias que encantarán a los fans, encontramos momentos brillantes como el rap eclesiástico que consiguen arrancar una carcajada al público asistente y que demuestran una absoluta falta de complejos a la hora de adaptar una obra antigua al lenguaje visual de nuestros días. Y todo ello sin dejar de ambientarlo en la Barcelona de 1895, nada más que añadiendo algunos detalles anacrónicos y surrealistas que al fin y al cabo siguen la tradición del gran guignol en la medida correcta.
Sería injusto, por último, destacar a alguien ya que todos los actores (y actriz) están muy bien, aunque sería también justo recalcar las buenas maneras de la actriz china que al fin y al cabo y a pesar de hablar en su idioma materno demuestra una completa adaptación a las formas teatrales autóctonas y consiguiendo con su actuación unas gotas de exotismo que no se quedan solo en eso sino que acompaña su retrato de una novicia a la fuerza que se ve obligada a vivir una horrible muerte en vida que erosiona su ánimo y la lleva a cometer actos graves para ella misma.
Una obra, ciertamente por descubrir, que se puede ver hasta el próximo 8 de abril y que recomendamos a quien viva en Barcelona o alrededores, tanto como curiosidad como por eficacia y por arriesgarse en intentar dar una vuelta de tuerca al convencionalismo que podemos ver en muchas de las obras, sean teatrales o no, que tenemos hoy en día. Y sobre todo, claro está, a los fans de Dragon Ball que tendrán un aliciente más para disfrutar.
Basada en la obra del dramaturgo catalán Jaume Piquet, La monja enterrada en vida o secrets de aquell convent, esta adaptación moderna tiene muchos puntos en conexión con Asia. Desde la actriz principal, la china residente en Barcelona Shang-Ye, quien recita todo su diálogo en mandarín, excepto una canción que canta en castellano, hasta sus múltiples referencias a Dragon Ball, pasando por los homenajes a las películas de kung-fu, que hacen ver la gran influencia que ha tenido en los directores toda esa estética. Sobre todo haciendo hincapie en Dragon Ball, encontramos una parte de la banda sonora y, en uno de los mejores momentos, un parón en la trama con un resumen animado y la voz del narrador de las aventuras de Son Goku en versión catalana, Enric Isasi-Isasmendi. Todo un detalle por parte de Albet y Borràs.
Además de estas referencias que encantarán a los fans, encontramos momentos brillantes como el rap eclesiástico que consiguen arrancar una carcajada al público asistente y que demuestran una absoluta falta de complejos a la hora de adaptar una obra antigua al lenguaje visual de nuestros días. Y todo ello sin dejar de ambientarlo en la Barcelona de 1895, nada más que añadiendo algunos detalles anacrónicos y surrealistas que al fin y al cabo siguen la tradición del gran guignol en la medida correcta.
Sería injusto, por último, destacar a alguien ya que todos los actores (y actriz) están muy bien, aunque sería también justo recalcar las buenas maneras de la actriz china que al fin y al cabo y a pesar de hablar en su idioma materno demuestra una completa adaptación a las formas teatrales autóctonas y consiguiendo con su actuación unas gotas de exotismo que no se quedan solo en eso sino que acompaña su retrato de una novicia a la fuerza que se ve obligada a vivir una horrible muerte en vida que erosiona su ánimo y la lleva a cometer actos graves para ella misma.
Una obra, ciertamente por descubrir, que se puede ver hasta el próximo 8 de abril y que recomendamos a quien viva en Barcelona o alrededores, tanto como curiosidad como por eficacia y por arriesgarse en intentar dar una vuelta de tuerca al convencionalismo que podemos ver en muchas de las obras, sean teatrales o no, que tenemos hoy en día. Y sobre todo, claro está, a los fans de Dragon Ball que tendrán un aliciente más para disfrutar.
2 comentarios:
Pues parece de lo más interesante. Esa mezcla de texto clásico con el rupturismo conceptual no ajeno a modas y tendencias de nuestros días me llama mucho la atención. Y también la mezcla de chino y catalán con esa actriz de origen chino que se ve tan hermosa. Muy buena recomendación. Un abrazo.
Es muy recomendable sin lugar a dudas, una obra diferente que explora diferentes maneras de contar una historia influenciada por una tendencia que a nosotros también nos queda cercana, con lo que probablemente gente de nuestra generación o algo posterior la disfrutara más.
Un abrazo.
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