lunes, 3 de enero de 2011

Reseña: Tokyo Sonata



El pasado 17 de diciembre tuvimos la oportunidad, dentro del Off Cinemart, de asistir al pase de Tokyo Sonata, drama dirigido por el popular Kiyoshi Kurosawa, más conocido por sus propuestas de género como Pulse, Cure o Doppelganger, por citar tan solo algunas y la mexicana Somos lo que hay, reseñada en nuestro otro blog, Cine Latino.

La que hoy nos ocupa, Tokyo Sonata, pendiente aún de estreno comercial en España desde hace más de un año, trata sobre la desestructuración de una familia japonesa formada por cuatro miembros; el padre, quien recientemente ha perdido su trabajo, la madre, abnegada ama de casa y sostén de la familia, el hijo menor, talentoso para el piano pero lastrado por la negativa del padre a aprender y el hijo mayor, un joven confundido.



Si bien la primera mitad de la película está conseguida de manera más o menos afortunada tras la consabida presentación de cada uno de ellos, en menor medida el hijo mayor, ausente gran parte del metraje, la segunda mitad, por el contrario avanza a trompicones hasta desembocar en tres o cuatro secuencias que podrían haber cerrado la película, manifestando una vez más uno de los males endémicos del cine de nuestra época, el no saber cuando acabar una película y envolverla de un halo trascendental que no hace sino perjudicar el computo global de la propuesta. Kurosawa opta por desmontar esta familia pieza a pieza para luego volverla a unir de nuevo de una manera tan torpe como, en cierta medida incoherente con escenas completas como la de la madre con el ladrón bastante flojas en su conjunto, quizás una forma, en esta en especial, de introducir a su actor fetiche Koji Yakusho, dentro de la propuesta.



Es cierto que Kurosawa muestra males concretos de la familia y la sociedad japonesa, al menos de las noticias que nos llegan sobre la forma de ser de aquel país en algunos aspectos, que no entraré a juzgar por mi desconocimiento, pero que pudiera ser una de las causas de no llegar a empatizar con los personajes y con las decisiones, por ejemplo, del hijo mayor, pasando de alistarse en el ejército estadounidense y ser mandado a Iraq a simpatizar con los insurgentes de aquel país. Imagino que es la respuesta de Kurosawa a la presencia de los militares norteamericanos en su país y el debate que han generado, pero hace que ese personaje no pase de ser el típico niñato que no sabe lo que quiere. E incluso las escenas del hijo pequeño en sus clases de piano llegan a ser superfluas y cansinas.

En fin, una película decepcionante a la que no podemos negar algunos aciertos como un punzante sentido del humor en su parte inicial y un personaje, el del padre, interesante pero que se ve lastrada por los errores llegando incluso a ser aburrida en su tramo final.

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