sábado, 3 de octubre de 2009

Reseña: La linterna roja




La Linterna roja fue, en su momento, la quinta película que vi del director chino Zhang Yimou, tras su trilogía épica, formada por Hero, La Casa de las Dagas Voladoras y La Maldición de la Flor Dorada, además de ¡Vivir!. Sin tratar de desmerecer su trilogía fastuosa, La Linterna Roja (y ¡Vivir!) tiene mucho más cine que todas ellas, y no porque sean malas películas, al contrario, sino porqué ésta que nos ocupa ahora tiene una fuerza prodigiosa, un sabor a aquel cine que vino a finales de los ochenta y principios de los noventa de distintas partes del mundo, más concretamente desde Asia, y, que no supimos valorar en su momento en el sentido que requería salvo contadas excepciones por parte de unos cuantos, verdaderos pioneros de conocer nuevas maneras de contar las historias sin importarles la procedencia sino la calidad de las mismas.

Nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 1992, es una película ambientada en los años 20, con una China dividida y gobernada por señores feudales. Gong Li, musa y amante del director por aquella época, pese a él estar casado, da vida a Songlian, una preciosa joven que se ve obligada a dejar la Universidad y casarse con un hombre rico para ayudar a su familia, en dificultades desde la muerte de su padre. Precisamente la escena que abre la película antes de los títulos nos brinda una bella y emotiva escena con la actriz china hablando con su madre, y cuando al terminar la conversación vemos lágrimas cayendo por su bonito rostro, uno se da cuenta de que la película tiene un embrujo especial capaz de atrapar al espectador dispuesto a entrar en ese mundo.

Continuando con la historia, Chen, el marido, está casado con otras tres mujeres y cuando ella llega se verá inmersa en una competición entre ellas en la que no dejará de participar ya que todas quieren recibir atenciones del marido, además de un excepcional masaje y la posibilidad de elegir la comida al día siguiente para la esposa que él elija mediante la colocación de una gran linterna roja delante de la puerta, un rito que se repite cada noche. Los celos, las manipulaciones y las envidias serán el eje central de la película que viviremos a través de Songlian en su fascinante viaje por ese microcosmos tan humano. Se ha dicho, es más, se han escrito ríos de tinta sobre la crítica soterrada del director chino sobre la dictadura comunista, haciendo una analogía con la historia contada en la película. ¿Quién sabe?, lo cierto es que atendiendo a la filmografía de Zhang podría ser cierto, puesto que en aquella época su cine era más crítico y distaba mucho del director interesante que sigue siendo, pero sometido a la autoridad hoy en día.

Como apunte final, uno de los productores ejecutivos de la película es el reputado director taiwanés (nacido en China continental) Hou Hsiao-Hsien, autor de Flores de Shangai y Millennium Mambo, entre muchas otras conocidas películas.

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