miércoles, 19 de octubre de 2016

Crónica Festival de Cine Fantástico de Sitges 2016 - 1ª parte


Sitges 2016 ya es historia y nos encaminamos al flamante cincuenta aniversario del año que viene, con Drácula como uno de los protagonistas del certamen. Esta 49º edición además ha tenido una serie de flamantes invitados como las ya leyendas del cine Max Von Sydow, Paul Schrader y Christopher Walken o mítos del fantástico y la acción como Bruce Campbell, Barbara Crampton o Dolph Lundgren entre muchos otros. También, como en cada edición, han venido invitados asiáticos de renombre como Dante Lam, Bae Doona o Takashi Miike, que aprovecha para rodar su nueva película en la villa catalana, por citar algunos.

En cuanto a las películas mi balance ha sido prácticamente similar al del año anterior; 45 películas vistas, siendo 3 de ellas de animación y 3 documentales (2 de ellos mediometrajes). Centrándonos en las películas asiáticas, han sido 17 las vistas con Japón a la cabeza con 5 películas, seguida de Corea del Sur con 4.

Top-16 (con 7 o más de puntuación):
  1 - The Handmaiden
  2 - Arrival
  3 - Hell or High Water
  4 - The Wailing
  5 - Under the Shadow
  6 - Swiss Army Man
  7 - Que Dios nos perdone
  8 - Shin Godzilla
  9 - Three
10 - Beyond the Gates
11 - The Age of Shadows
12 - Pyscho Raman
13 - Headshot
14 - The Mermaid
15 - Operation Avalanche
16 - 31

En las dos primeras crónicas reseñaré las cintas asiáticas, 18 en total, que pude ver en el festival, por orden cronológico:

 
 El segundo día de festival comenzaban las proyecciones asiáticas para un servidor, ausente el primer día casi en su totalidad por compromisos laborales. La primera elegida fue Shin Godzilla, una actualización del mítico monstruo gigante a raíz de su rehabilitación internacional con la producción estadounidense de hace dos años. En esta ocasión la película se muestra como un ejemplo de lo que pasaría si un monstruo gigante apareciera de repente en Japón y las consecuencias que ello acarrearía, especialmente desde el punto de vista político. La película no está exenta de crítica hacia los estamentos burocráticos y su incapacidad de hacer frente a situaciones límite. Pero no hay que asustarse, porque aunque se base más en los diálogos que en la acción, ésta no falta sobre todo en una parte final soberbia. Un buen modo de reiniciar la franquicia sin perder el espíritu de la misma.

Kim Jee-woon es uno de los directores coreanos más importantes de la actualidad que incluso ha dado el salto a Hollywood para dirigir a Schwarzenegger. Pero no hay que olvidar que su filomgrafía coreana es impresionante con éxitos como 2 hermanas (A Tale of Two Sisters) y la espectacular Encontré al diablo (I Saw the Devil). Ahora Kim nos lleva a la Corea ocupada por los japoneses, tema recurrente en gran parte de la producción coreana reciente y nos ofrece, más allá de lecturas políticas, un intenso thriller que pese a un pequeño aletargamiento en su parte central acaba explotando en la escena del tren, ejemplo de planificación al detalle.

Siguiendo con el cine coreano nos dirigimos a ver The Wailing, de un Na Hong-jin qué, a pesar de su corta filmografía, se revalida como un director de grandes hechuras. Aquí y a través de un policía semifracasado que se ve inmerso en una historia de asesinatos, posesiones, rituales y personajes oscuros nos habla de la religión, budismo y cristianismo, la ignorancia o el miedo y aversión a lo extranjero, encarnado por el ambiguo personaje japonés. Una trama en la que nada es lo que parece y que se ve beneficiada por un ejemplar uso de la banda sonora. Una película para volver a ver varias veces y conseguir descifrar sus simbolismos. 

La siguiente película nos lleva a revisar un hecho real; el asesinato de unos pescadores de nacionalidad china en el río Mekong. El gobierno del gigante asiático, con la ayuda de los de Tailandia, Laos y Myanmar, envía un comando de élite para buscar a los responsables y llevarlos a la justicia. Dante Lam, uno de los nombres más importantes del cine de acción hongkonés nos transporta en Operation Mekong, a este peligroso triangulo dorado y cuna del narcotráfico en el Sudeste Asiático, con una vibrante acción empañada por el uso de unos efectos digitales de no gran calidad. Mucho mejor en su primera mitad que no en la segunda, la película consigue su objetivo que no es otro que el de entretener.

Si el año pasado Sitges se enorgullecía de presentar en primicia mundial I am a Hero, basada en un exitoso manga, este año ocurría lo mismo con Museum, lo que elevaba las ganas de verla. Pero lamentablemente todo lo que pasaba con la estrenada el año pasado, una grata sorpresa, no ocurría con la de este año, un auténtico aburrimiento que comienza interesante con un villano misterioso pero que muy pronto revela su identidad y no puede ser más burdo lo que ocurre a continuación, siguiendo a pies juntillas el manual del psicópata de cine, convenientemente sobreactuado para enfatizar el desastre. Poca chicha para mucho bombo.

Y de psicópatas iba la cosa, porque la siguiente cinta asiática, el día después, sería Creepy, el regreso de Kiyoshi Kurosawa al thriller tocaba el mismo tema. Un policía, ahora reconvertido en profesor, tras un luctuoso suceso ocurrido tiempo atrás, intenta resolver unos asesinatos que no quedaron bien cerrados. Todo ello mientras se muda a un nuevo hogar y sus escarceos con un vecino extraño de humor cambiante y con el que su esposa tendrá un peligroso acercamiento. Kurosawa aparta vigor en su narración, pero de nuevo cuando todo se descubre comienza un paulatino bajón del que no llega a recuperarse del todo, quedando una película curiosa pero insuficiente para un director de su calibre. Algo decepcionante.

Este año el festival traía el regreso de varios pesos pesados, y uno de ellos era el gran Park Chan-wook del que siempre recordaré como me dejó la piel de gallina en el pase de Sitges de Oldboy. Tras su periplo occidental con Stoker volvía a su tierra natal con The Handmaiden, un regreso a los origines y a su seminal trilogía de la venganza. De nuevo, como The Age of Shadows, enviándonos a la Corea ocupada por los japoneses. Una joven ladrona profesional entra a trabajar como doncella en el hogar de una joven noble japonesa y su tío, un coreano asimilado. Poco a poco su objetivo de hacerse con la fortuna de la joven, junto con su aliado, otro ladrón y estafador que adopta la indentidad de un conde japonés, va cambiando por las circunstancias y su acercamiento a la joven. A partir de ese momento las intrigas y los juegos cruzados van sucediéndose a lo largo de las dos horas y media de metraje divididas, que no se hacen pesadas, en tres partes. Una película maravillosa de la que es mejor no destripar nada pero que consigue encajar a la perfección y plantea varias de las escenas de erotismo más bellas vistas en pantalla. Mucho se ha hablado del posicionamiento feminista o machista de The Handmaiden, dependiendo del lugar de proyección (Cannes o Sitges) o de la persona que la ve, pero en mi opinión Park Chan-wook está por encima de todo ello y solo juega con nosotros como con los personajes de la película.

Cambiando de tercio me dirigí a ver la nueva película de Makoto Shinkai, Your Name, ya aclamada en el Festival de San Sebastián. Mi primer acercamiento al director japonés de anime, uno de los más reconocidos a escala internacional, fue algo agridulce. Por un lado su originalidad fuera de toda duda y su apabullante imaginario visual son dignos de alabar, fuera de toda duda. Pero en cuanto a su narrativa, comienza a fallar en el último tercio volviéndose mucho menos agil que al principio y su estilo naif y almibarado se me antoja muy poco adecuado. Interesante sin más.

De Irán llegaba A Dragon Arrives!, una historia ambientada en 1965, años antes de que los islamistas se hicieran con el poder tras la Revolución de 1979. Mezclando el tono documental con el ficcionado, la película, que había cosechado muy buenas críticas, se convierte en una mezcla de ideas interesantes pero mal conjuntadas y con una cierta autocomplacencia más enfocada a agradar a los festivales de cine internacionales que a hilvanar algo con sentido. En resumen un film de imágenes bellas pero aburrida e inocua.

Continuará...

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