Acabamos el repaso a la edición del Festival de Sitges de este año 2015 reseñando brevemente las películas asiáticas que quedaron fuera del top general del certamen. Irán en orden de calidad descendente en este caso.
Comenzamos por Veteran, irregular cinta que se
beneficia de una segunda mitad dinámica que deja atrás una primera
humorística mucho menos acertada. Cuando por fin se centra en la acción
encontramos el sello de calidad de Ryo Seung-wan y dejando un gran sabor
de boca. De igual manera que otra de las coreanas vistas en el festival, Office,
hace una crítica algo ligera de uno de los grandes males de la sociedad
surcoreana. Si en aquella eran las condiciones laborales,aquí se centra
en los conglomerados empresariales familiares (chaebol).
Shinya Tsukamoto nos lleva a la II Guerra Mundial en pleno Pacífico y las andanzas de un soldado japonés en una isla filipina. Aquejado de tuberculosis y despreciado por el resto de su destacamento y sus superior, su deambular por la selva le hará enfrentarse a todo tipo de horrores y desastres en una visión sucia de la guerra mucho más realista y desagradable que de costumbre. Algunas partes de Fires on the Plain pueden llegar a cansar pero en general es una película muy interesante.
Sion Sono se ha convertido en uno de los directores más queridos en Sitges. En esta edición además de estar en persona tuvo la ocasión de presentar tres películas y de las dos que vi la mejor y sin tampoco llegar a ser una gran película es Love & Peace, la historia de amistad entre un joven apocado y fracasado y su tortuga. El precio de la fama, la amistad y el amor pasados por el tamiz de un zumbado en una versión lisérgica de los Teleñecos y auténticas odas a la sobreactuación. Su principal problema es sin duda un exceso de metraje y lo mejor su falta de complejos.
El cine coreano suele, en la mayoría de casos, tocar temas de actualidad, sociales o políticos y llevarlos a terrenos del cine de género. En Coin Locker Girl, una niña abandonada en una consigna de una estación es vendida a una organización criminal regentada por una mujer de origen chino. Convertida en su "hija" y parte de la banda, comete un grave error al enamorarse de un joven del que tiene que recuperar un dinero provocando con ello la pérdida de confianza de su mentora y adentrándose en lo peor de los bajos fondos. Interesante aunque algo fallida .
De nuevo en Corea y ahora con asesino en la oficina. El exceso de trabajo y las humillaciones constantes empujan a los personajes a situaciones límite en las que nada son lo que parece. Office empieza de una manera directa y potente pero acaba desinflándose en su tramo final, sobre todo desde que se intuye como va a acabar todo y el giro argumental que tendrá lugar. Aún así se ve con agrado y las interpretaciones y el gore hacen el resto.
Densa, potente visualmente y agotadora. Esos podrían ser los principales adjetivos para The Assassin de Hou Hsiao-hsien, una de esas obras que dan prestigio a un festival pero que provocan deserciones en la sala habida cuenta de que mucha gente no sabe realmente lo que va a ver. Admito que a mi Hou no me gusta especialmente aunque debo admitir que muchas de estas imágenes son pura poesía en movimiento. Ahora bien eso no impide que esté reñida con una concepción del cine como entretenimiento y aquí falla el taiwanés. Desde luego tiene su público y yo no formo parte de él pero al menos es rescatable en comparación con otras de sus obras.
El cine chino está en auge en su país. Cada vez se hacen más películas nacionales y llegan a grandes segmentos de su población y para muestra tenemos esta The Taking of Tiger Mountain, épica y ambientada en la guerra civil china con los aguerridos soldados luchando contra una banda de malhechores muy fuerte liderada por un irreconocible Tony Leung Ka-Fai. Dirigida por el en otros tiempos adorado Tsui Hark, ahora instalado casi en exclusiva en la China continental, la película pierde fuelle por su excesiva duración y el tono patriotero que adoptan sus personajes, rozando el ridículo. Si acaba aprobando es por sus escenas de acción espectaculares y bien rodadas sin más.
En los últimos dos años y gracias al festival Nits de Cinema Oriental descubrí la saga KL Gangster de la que este pasado verano proyectaron la última entrega hasta la fecha, en realidad un spin-off. Justo en Sitges hemos tenido la ocasión de ver Villa Nabila, dirigida por el mismo responsable de dicho spin-off, Syafiq Yusof. Alejada completamente de la acción se decanta por el terror y por una casa encantada en la ciudad de Johor Bahru. Si bien la película es completamente presincidible la simpatía que desprende y algunos toques divertidos (quizás involuntarios) sumado a la corta duración la convierten en entretenida.
Agotado acabé con The Boy and the Beast, visualmente trabajada y con una animación muy cuidada pero que se revela como aburrida y repetitiva durante gran parte del metraje.La duración excesiva de dos horas para una historia mucho más simple de lo que se pretende lastra los resultados y queda como una propuesta interesante e imaginativa que acabará cayendo, para mi, en el olvido más absoluto.
Quien me conozca sabrá que Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas me pareció una completa tomadura de pelo. Y más o menos y salvando las distancia Apichatpong Weerasethakul no decepciona con Cemetery of Splendour y ofrece una nueva muestra de cine letárgico, ombliguista, pedante y aburrido en el que la única manera de encontrarle algo positivo es tomándolo a guasa. El castigo que inflinge el tailandés al respetable con esta historia de soldados narcolépticos no llega a su insigne obra anterior pero no es apto para todos los públicos. Al menos no para mi, desde luego.
Sion Sono es un autor que puede llegar a hacer entre 5-6 películas al año. Con ese número incluso en Japón lo normal es que no todas salgan bien y esta es la muestra. Con un punto de partida interesante y potente, la película hace aguas por todos lados en una constante sensación de repetición siendo coherente con su final pero de desarrollo plano. La historia realmente no da para más que un cortometraje y solo los fuegos de artificio pueden pretender aparentar, sin conseguirlo, que todo está bien en Tag.
Todo lo que empieza tiene su fin, y esa es la impresión que da, hoy por hoy, la carrera de Kiyoshi Kurosawa tras sus últimas películas. Journey to the Shore, la que nos ocupa, parte de nuevo de una original e interesante historia y también de nuevo el desarrollo es caótico, aburrido, inconexo y tratando de ser tan trascendental que acaba siendo poco menos que una parodia. La extrema lentitud y unos actores aletargados terminan de hundir la función . Se va a hacer difícil darle una nueva oportunidad a Kurosawa.
Baskin es puro Sitges, de eso no hay duda. Una película con claros componentes fantásticos, violenta, gore, nauseabunda. Pero tiene un problema, es horrible y lo mencionado antes a mi no me sirve ni para pasar el rato. Con un principio pretendiendo establecer el caracter de los "buenos" en una conversación tarantiniana el conjunto se desboca cuando estos, policías tienen que intervenir en una situación en un edificio en el que tendrán que hacer frente a un grupo de personajes violentos y sádicos. Gratuita y extrema no consigue ni siquiera inquietar y tan solo aborrecer.
Dos amigas estadounidenses viajan a Israel de vacaciones encontrándose a un "aventurero" que las guía hasta Jerusalén. Allí alojadas en un hostel y de fiesta permanente ya con la compañía de un árabe israelí del que la amiga con novio se encapricha se ven envueltos no en ataques terroristas sino el advenimiento de demonios procedentes de las puertas del infierno situadas en la ciudad. Punto de partida divertido que en manos capaces igual hasta hubiera sido buena pero que es un desastre desde el primer momento mostrándonos una pareja de niñatas a cual más despreciable y el formato del falso documental que casi nadie sabe utilizar correctamente. Jeruzalem es la peor película asiática del festival, y ya es decir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario