miércoles, 23 de septiembre de 2009

Reseña: Conspiración criminal (The Big Heat)



Desde hace unos pocos años Johnnie To es una referencia en el cine llegado de Hong Kong, sus películas han alcanzado el estatus de culto aunque rara vez han asomado la nariz más allá de festivales o canales alternativos como las descargas con programas de intercambio de archivos, de hecho en España tan sólo se han estrenado en cines su díptico sobre las triadas, Election y Election 2 y editado en formato doméstico un puñado de ellas: Breaking News, PTU, Fulltime Killer, y las dos partes de Heroic Trio y Running Out of Time.

Pero la carrera de Johnnie To es larga y prolífica, curtido en el medio televisivo debutó en el cine en el año 1980 con The Enigmatic Case aunque luego no volvió a dirigir en varios años. En 1988 dirigió junto a Andrew Kam The Big Heat, una producción en plena fiebre del heroic bloodshed popularizado por John Woo,Tsui Hark (productor del film) o Ringo Lam con Chow Yun-Fat como cabeza visible de la interpretación de dichas obras y que nos llegó a España en los noventa en formato VHS con el título de Conspiración criminal.

Discernir sobre la autoría de la película es una difícil tarea, ¿es de Andrew Kam, de Johnnie To, de Tsui Hark, productor y director cuando el proyecto ya se había escapado de las manos, de todos o de ninguno?, lo que si que es cierto es qué salvo momentos aislados no se puede uno comprometer a decir que es una producción de Johnnie To sin saberlo de antemano, violenta hasta la extenuación, de hecho la película comienza con una mano taladrada en primer plano, aparece también uno de los rasgos identificativos del cine hongkonés de los ochenta y primeros noventa, el compañerismo fraternal entre hombres, aquí en su máximo esplendor en la relación entre uno de los hombres del Inspector Wong y el policía malayo, pasando de pelearse a preocuparse del otro en momentos peligrosos, así como el recuerdo del policía / amigo del mismo Wong asesinado por el villano del film.

Waipong Wong, interpretado de manera excepcional por Waise Lee, es el hilo conductor de la película, policía que comienza a tener un problema de salud que le conducirá a la retirada prematura, cosa que intentará evitar por cuanto tiene que detener al criminal asesino de su excompañero y amigo cueste lo que cueste, evitando los sobornos y sin escatimar la fuerza que le sea necesaria, en varias ocasiones extrema, como se puede ver en el segmento del hospital y más concretamente en el ascensor.

Tampoco exenta se encuentra la película de una lectura política, a menos de diez años para la devolución de Hong Kong a China los criminales se esfuerzan en encontrar la forma de ir cambiando su manera de hacer los negocios en la colonia ante el miedo del regreso a China y la política menos permisiva del régimen de Pekín. Ésta reflexión, que se venia dando en el cine de Hong Kong pensando en la llegada de la censura igual que en la China Continental, no llegó a producirse, al menos de manera tan clara como temían los cineastas hongkoneses que introducían de manera subyacente esta premisa en muchos de los films de aquella época.

Volviendo al tema del protagonista, en esta ocasión se optó, ignoro si de manera consciente o no, por no cargar el peso de la cinta en una superestrella del genero como Chow Yun-Fat, pero si es cierto que el policía malayo tiene un parecido más que razonable al arquetipo interpretado por Chow, físicamente idéntico, todo el metraje mantiene puestas las gafas de sol y el aire chulesco que popularizó el famoso actor.

Llegados a este punto creo qué los puntos más flacos son un guión falto de consistencia en algunos tramos, quizá afectado por lo caótico del rodaje o la falta de carisma de los villanos. De todas maneras suple todas sus carencias con una acción y un ritmo trepidante de una serie de películas que marcaron una época en la entonces colonia británica, dando a conocer internacionalmente una nueva época dorada del cine hongkonés tras el cine de artes marciales de los Shaw Brothers o la Golden Harvest.

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