En nuestro afán por visionar todo tipo de cine hemos asistido a la 21ª edición de L'Alternativa, un festival ya completamente consolidado tras sus ya más de dos décadas y que se aleja de cualquier otro tipo de programación más usual y accesible. Pero como hay que intentar ver de todo sea en pequeñas o grandes dosis allí estuvimos.
Touki Bouki (Djibril Diop Mambéty, 1973)
Surrealista visión de una África (concretamente Senegal) liberada hacía pocos años del colonialismo francés y que sigue las andanzas de una pareja que quiere salir de allí hacia la antigua metrópoli, representada por la machacona canción escogida sobre París y que se repite una y otra vez. En ese contexto Diop Mambéty arremete contra la propia sociedad senegalesa, con una parte, la rica, heredera del colonialismo y los favores policiales y otra, la pobre, anclada en unas tradiciones arcaicas y servidora de la otra en una continuidad clasista heredera del pasado colonial. Pasado colonial que se ve representado por ejemplo en una conversación de dos franceses y su visión etnocentrista y rayana en el racismo de su antigua colonia. Aunque no carece de interés tanto en su vertiente antropológica como en su visión de la situación coyuntural de la época al final sus particularismos pesan sobre ella y acaba aburriendo en ciertos instantes.
Sauerbruch Hutton Architekten (Harun Farocki, 2013)
El día día de un prestigioso despacho de arquitectos es la excusa para endosarnos un híbrido entre documental y publirreportaje que puede ser de algún interés para el amante de propuestas más extrañas o bien para los conocedores de los entresijos del mundo arquitectónico. Para mi y visto desde fuera no resulta más que un conjunto de escenas desencajadas que no me aportan nada ni cinematográficamente ni personalmente.
La petite vendeuse de soleil (Djibril Diop Mambéty, 1999)
A la postre lo mejor del festival fue este mediometraje y su estupenda protagonista. Una niña pobre y con dificultades de movilidad saca fuerzas para ser vendedora ambulante del periódico "Soleil" a pesar de los problemas que se encuentra en el camino tanto por sus problemas físicos como por la inquina de otros niños también vendedores de periódicos. Con una sensibilidad a prueba de azúcar y una visión crítica pero no sensacionalista de la situación en el Dakar de finales de los noventa ésta pequeña vendedora de sol queda como una necesaria y sencilla película para adentrarse en otras cinematografías menos conocidas.
Mille soleils (Mati Diop, 2013)
Mati Diop quiso rendir un homenaje a su fallecido tío con Mille soleils, una confrontación entre pasado y presente en el que aprovechando el cuarenta aniversario del estreno de Touki Bouki y su proyección homenaje reencontramos a su protagonista masculino en una fusión entre realidad y ficción, lo que fue y lo que pudo ser. Coqueteando con esa fina linea entre documental y ficción nos presenta a un Magaye Niang rememorando su pasado estelar en su Dakar natal. Convertido en un estimulante documento pero a todas luces fallido se podría destacar sobre todo la conversación telefónica ¿real? entre Nyang y su antigua compañera de reparto (y presunto objeto de deseo amoroso ¿no correspondido?)
Ventos de agosto (Gabriel Mascaro, 2014)
La sorpresa personal del festival, la brasileña Ventos de
agosto, una película que en otro día de visionado me hubiera parecido infumable
ya que tiene muchos de los ingredientes que rechazo, como los largos planos
contemplativos o algunos momentos en que no entiendes que quieren contar, pero
curiosamente tendría un buen día y conecté. Si, es contemplativa, aunque por
suerte en sus planos pasan cosas… Me gusta el uso del sonido del viento, del
mar, de cómo juega con él como si fuera un personaje más. Me gusta la historia,
mínima pero interesante y con un par de toques de humor que funcionan. Y me
gusta la actriz principal, Dandara De Morais, una belleza exótica. Más
sensorial que narrativa. Esta vez compro.
Naomi Campbel (Nicolás Videla y Camila José Donoso, 2013
Para terminar con la presente edición del festival escogimos Naomi Campbel, película chilena de bajo presupuesto que sigue la vida diaria de una transexual apuntada a un concurso de televisión y así poder operarse gratuitamente. A partir de ese momento se articula un retrato con los tics típicos del cine de autor al concentrarse en un espacio marginal y un personaje alejado de lo que se entiende como normal en un cine más dirigido a masas. Dejando a un lado el interés social por alejar esos absurdos prejuicios, la película no deja de guiarse por lugares comunes y tópicos que actúan contra ella descuidando la función principal de la misma. Bajo mi humilde opinión, el necesario cine de denuncia sobre la discriminación de los colectivos debe poder articularse de una manera más correcta cinematográficamente hablando y no ceñirse a unos patrones que lastran el interés de la propuesta.