lunes, 28 de febrero de 2011

4ª Semana de cine de Hong Kong en Barcelona: Rebellion



Herman Yau es un director de cine (y de fotografía) muy prolífico, habituado a estrenar varias películas por año su ritmo de trabajo es incesante, llegando a tratar los géneros más dispares. En esta ocasión y en la Semana de cine de Hong Kong hemos tenido la oportunidad de disfrutar Rebellion, una historia de triadas con cierto sabor clásico.

Po es el joven guardaespaldas de Jimmy, líder de una de las cinco familias en las que se divide el grupo mafioso, bajo el paraguas del señor Tai. En su noche de fiesta para celebrar su cumpleaños recibe una llamada para informarle de que su jefe ha sido tiroteado y, ante su ausencia, debe hacerse cargo de la banda. Su tarea principal será encontrar a quien ha disparado y evitar un baño de sangre entre las diferentes familias del crimen. Ayudado por una guapa chica, se irá metiendo en una tela de araña cada vez más grande, que implicará a la esposa de su jefe, la policía, su rival en la banda por el puesto y las otras familias en una carrera contrarreloj.



Con un reparto sin grandes estrellas, exceptuando quizás a Shawn Yue y al conocido Chapman To, y un guión sólido sin grandes fisuras, Rebellion nos traslada a esa Hong Kong sin ley de las películas de triadas, en la que, en la mejor tradición del cine de gangsters, la acción transcurre (salvo los consabidos flashbacks) en una sola noche y con los personajes colocados cuales piezas de ajedrez en un tablero por una mano misteriosa durante prácticamente el 80% del metraje. Y también en la mejor tradición del cine hongkonés de gangsters, el departamento de policía, encargado de hacer cumplir la ley, sobrepasa la invisible línea que separa ambos (sub) mundos sin rubor alguno con tal de cumplir sus objetivos.



Algunos de los aciertos más prominentes de la película son dar algunos pequeños giros apartándose de los tics o tópicos que asolan este tipo de películas (más en los últimos tiempos), sobre todo en su parte final, aunque por desgracia hay algún momento un tanto forzado y evidente que lastra ese intento de desviarse de los caminos marcados, o la (buena) descripción de personajes a lo largo de un metraje que no supera los 100 minutos.

Muy recomendable y enarbolando sus aciertos por encima de sus errores, está película es una muestra de que aún no se ha dicho la última palabra sobre el cine de acción hongkonés y que todavía pueden surgir propuestas muy interesantes.

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