martes, 1 de diciembre de 2015

Crónica Casa Asia Film Week 2015



Por segundo año consecutivo (y tercero en total) pudimos disfrutar en los Cinemes Girona de Barcelona del Casa Asia Film Week. Con una programación más enfocada a los dramas y a un cine asiático intimista el certamen intenta crecer pero, en mi opinión personal, no lo hace de forma correcta con una serie de decisiones discutibles y otras erroneas como proyectar 52 películas en poco más de cuatro días privando al público de un segundo pase o proyectando varias de ellas en versión original con subtítulos en inglés lo que limita a muchos espectadores.

De todas maneras y para no quedarnos solo con lo malo, siempre es positivo que existan festivales en los que podamos ver películas que se escapan de lo convencional, sea en temática o por su procedencia "exótica". Y es que a pesar de todo Barcelona puede presumir de tener una variada oferta de festivales en este sentido.

Con 10 películas vistas en el festival me aventuraría a hacer un top 5 que sería el siguiente:

1 - The Last Reel (Camboya)
2 - Lupin III vs Detective Conan (Japón)
3 - Niebla (Haemoo) (Corea del Sur)
4 - Margarita, with a Straw (India)
5 - Housebound (Nueva Zelanda)

El certamen inauguró con The Golden Era, coproducción entre China y Hong Kong dirigida por Ann Hui, y que se trata de un biopic de la escritora china Xiao Hong, figura femenina destacada en la República de China y en una época turbulenta tras la caída de la monarquía, la guerra civil y la invasión japonesa. Pese a no carecer de interés histórico y cultural el resultado trasladado a la pantalla es aburrido, con sus casi tres horas de duración, e incluso confuso a momentos con entradas y salidas de personajes sin un claro objetivo. Mi impresión es qué fue una inauguración errónea para comenzar el festival .

La segunda sesión a la que pude asistir fue a la postre la mejor película del festival bajo mi punto de vista, The Last Reel, una historia muy accesible para todo tipo de público dado el protagonismo que el cine ejerce en ella. Una joven camboyana hija de un general descubre que su madre fue actriz en su juventud al encontrar una película suya a la que falta el último rollo. Junto con su novio y el director de la película trata de recrear esas últimas escenas  internándose en el pasado reciente de Camboya y el régimen de los Jemeres rojos, las heridas aún no curadas, las mentiras y también con problemas recientes como una juventud perdida en un país perdido o la especulación inmbolaría. Una delicia de película que merecía una mayor relevancia.

Miss Hokusai es un drama histórico ambientado en el período Edo y que sigue la historia de una pintora de gran talento pero eclipsada por su padre que se otorga la autoría de las obras de ella. Una época en la que la mujer estaba eclipsada siempre por hombres y una sociedad patriarcal en exceso. Si bien como curiosidad histórica la película cumple su función y técnicamente la animación es impecable, su frialdad y dispersión provocan una cierta sensación de agotamiento a medida que la acción avanza sin un determinado rumbo provocando cierta sensación de hastío que lleva a una indiferencia hacia el tramo final de la misma.

¿Extraño ver películas neozelandesas en un festival de cine asiático? Pues eso es posible en el Casa Asia Film Week. Si ya en la edición del pasado año se proyectaron películas autralianas este año se rizó el rizo trayendo de más allá incluso. Sin meternos en más detalles -comprendo que se proyecten películas oceánicas ambientadas en países asiático o coproducciones- al menos Housebound cumple con su propósito de entretener con una historia que bascula entre el terror y la comedia jugando con el thriller. Lo que empieza como la típica casa encantada vira hacia el cine de serial killers con personajes estrambóticos, humor de las antípodas y diversión durante un buen rato. No pasará a la historia pero sin duda fue de lo más entretenido del festival.

Producción australiana ambientada en Camboya con ínfulas autorales que rayan la vergüenza ajena. Una película tan impostada y preparada para derretir a cierto sector de la crítica que se deja llevar por propuestas "rompedoras" pero que no dejan de seguir el mismo patrón de cine lento y exasperante sin otro objetivo que el de ocultar el poco talento cinematográfico que se tiene. Vergonzosa en algunos momentos como el del encuentro con el australiano, en una autoflagelación a gusto de un progresismo insustancial, Ruin es eso, una completa ruina.

En 2009 dos de los personajes de anime más celebres -también en España- Lupin III y Detective Conan unieron sus fuerzas en un especial televisivo. Cuatro años más tarde vio la luz una secuela para cine qué con buen gusto CAFW programó. Lupin III vs Detective Conan: The Movie es pura diversión al límite de la locura que para los fans es una pequeña maravilla. En mi caso soy gran seguidor de las andanzas del nierto del célebre Arsenio Lupin y nada -por desconocimiento- del Detective Conan pero aquí la conjunción de ambos da un plusque te mantiene una sonrisa en los labios bastante tiempo después de terminada. Para disfrutar sin prejuicios.

Que solo se puedan salvar dos momentos en una película de 85 minutos no es un balance muy positivo. Y en Bwaya (Crocodile) esas dos escenas atañen al cocodrilo del título, las únicas en las que sale pero que son de importancia capital en la misma. El resto es un compendio de cine autoral y planos estáticos, mezcla de realidad con ficción, como las partes de la exhumación del cadaver de la niña por la propia familia o testimonios ante cámara creando una ruptura visual que no beneficia a la película con claros problemas de ritmo.

Mi relación personal con Hong Sang-soo es peculiar, podemos pasar de lo peor (The Day He Arrives) a una maravilla (Our Sunhi) y esta ocasión no iba a ser menos. Hill of Freedom se queda en tierra de nadie, es inocua y pasableopero ahí radica también su mayor handicap. Y es algo especialmente extraño en una película de poco más de una hora de duración y hecha con el piloto automático ya qué si bien es cierto que el director coreano se repite en sus esquemas en esta ocasión todo parece mucho más desangelado y perdido rozando lo aburrido y que gracias a su corto metraje esquiva esta circunstancia.

Que el cine de la india no es solo Bollywood y demás megaproducciones debería de ser ampliamente sabido, pero siempre conviene recordarlo para el más despistado, y una buena muestra de ello es esta Margarita, with a Straw. Planteada casi como si se tratara de una película independiente estadounidense -no es casualidad que el segundo acto transcurra en Nueva York- nos narra la historia de una joven con parálisis cerebral confinada en una silla de ruedas y que en la universidad comienza a tener sus primeros deseos amorosos. Tras un momento traumático viajará a los Estados Unidos en la que será la época más esplendorosa de la vida. Fuera del simple drama social y con muchas gotas de humor esta película se convierte en una historia de superación entrañable con una protagonista carismática y a la que es imposible no ponerle al menos una sonrisa aunque sea en la escena final, toda una declaración de intenciones y que cierra la película de la mejor manera posible.

Y la última película que vimos, Niebla (Haemoo) acabó siendo la vencedora del certamen enterándonos justo antes de su proyección. Una producción surcoreana que de nuevo usando un tema social, en este caso los chino-coreanos que entran en el país de forma ilegal, articula una trama que vira hacia el manido thriller pero que aquí resulta más que interesante si bien sin alcanzar la genialidad y más tratándose de un guión escrito al alimón por Bong Joon-ho y Shim Sung-bo -también director aquí y guionista de Memories of Murder-. El descenso a los infiernos de la tripulación del barco obligado a aceptar este envenenado encargo está narrada de una manera muy correcta a partir del trágico accidente que ocurre a mitad del metraje. Si hubiera que ponerle algún pero sería ese epílogo tan poco trabajado y que resulta hasta risible.