lunes, 14 de noviembre de 2016

Crónica Festival de Cine Fantástico de Sitges 2016 - 5ª parte

Tras The Dirties, también grabada en el formato del falso documental, Mat Johnson, en su segunda película, se atreve con algo más grande, Operation Avalanche, una fábula conspiranoica. Unos agentes federales son asignados para encontrar a un espía soviético infiltrado en la NASA en plena guerra fría, pero a medida que investigan van descubriendo secretos que llegan a otro nivel. Planteada al principio en tono de farsa y comedia, sobre todo con Johnson en ese papel de agente del FBI bromista, poco a poco se va convirtiéndo en un thriller que, milagrosamente, supera el formato. Y es que Johnson ha demostrado en sus dos películas hasta la fecha que los recursos narrativos limitados del mockumentary se pueden suplir con la imaginación y buen uso de la cámara.

Esperaba con ganas The Neon Demon, la última película del gran Nicolas Winding Refn tras la impresionante Drive y la estupenda Sólo Dios perdona. La decepción fue mayúscula al encontrarme una película vacía a mayor gloria de la (supuesta) belleza y planos estilísticamente logrados. Porque sí, The Neon  Demon es una maravilla visual, pero es simple carcasa, adolece de lo que critica y la radicalización del director hacia el poder de la imagen dinamita la propuesta. De hecho no consigue ni convencerme la ambientación en Los Angeles, probablemente la ciudad más cinematográfica del planeta, para lo bueno y lo malo.

El nuevo trabajo de Amat Escalante, La región salvaje, es algo desconcertante. Mezclando el cine de autor que practica el director con una trama de ciencia ficción sexualizada, nos introduce en la historia de un matrimonio, en el que el marido engaña a su esposa con el hermano de ésta. Por otro lado, una mujer mantiene relaciones sexuales con un extraterrestre con forma de pulpo. Los caminos de estos personajes se cruzan, con el asesinato de uno de ellos en medio, y el extraterrestre no discriminando a nadie a la hora de copular. Claro, si este argumento tan estrambótico fuera dirigido o interpretado por algún director más comercial sería tildado de muchas cosas y pocas bonitas, pero como lo es por Escalante, ya tenemos una gran película que llevarnos a la boca. En fin, realmente siendo sinceros la película no es horrible y tiene su punto de interés pero dista mucho de ser destacable.



A pesar de no ser un gran amante del cine independiente estadounidense si admito que dentro del movimiento se pueden encontrar películas muy interesantes e incluso grandes joyas. En el caso de Swiss Army Man tenemos un ejemplo de lo primero. Partiendo de una historia absurda acabamos encontrándo una reflexión sobre la soledad, la amistad, la perdida e incluso la muerte. Un naufrago encuentra un cadaver en descomposición que pierde aire por sus orificios, lo que aprovechará para poder dejar la isla como si llevara un fueraborda. Buscando la civilización la amistad entre ambos seres irá creciendo, no sin tener ciertos altibajos. Surrealista, divertida, tierna y dura, Swiss Army Man no es perfecta pero sinceramente, tampoco le hacía falta.

Una mujer mayor, Louise, se queda atrapada en una ciudad costera tras la salida del último tren. Con el tiempo empeorándo rápidamente, Louise encuentra fuerzas de flaqueza para sobrevivir hasta la llegada del próximo verano. Louise en hiver es una película amable, optimista, de una persona que aprovecha la adversidad para vivir una vida sencilla mientras se alimenta de sus recuerdos.  Alejada en cierta manera del espíritu del festival ( como tantas otras, es verdad), si que es una película perfecta para relajar la mente y pasar un rato agradable.


La carrera de Denis Villeneuve ha ido creciendo de una manera espectacular desde el estreno de Incendies en 2010, que le abrió el camino al reconocimiento internacional. Arrival, su última película hasta que el año que viene se estrene la secuela de Blade Runner, se ha convertido por méritos propios en una de las películas de 2016, y si bien creo que es una gran película, y la segunda en mi ranking particular del director, también creo que ha sido demasiado magnificada. Probablemente se deba a mi propia visión de Villeneuve, a quién considero un gran director pero no el genial director que se dice. En el caso que nos ocupa, Arrival si que puede considerarse una película bien hilvanada, interpretada y ambientada pero corre el riesgo de en un segundo visionado perder esas características, además de un tono dramático que podría considerarse excesivo, pero que por fortuna no traspasa esa linea. Una película que no dejará indiferente y una experiencia que todo cinéfilo debe vivir.

Si Stake Land ya flirteaba con el sopor en un apocalíptico mundo infestado de vampiros, su secuela The Stakelander, su secuela, ya sin Jim Mickle pero con el mismo guionista y protagonistas, se abraza al aburrimiento más extremo e incomprensible. Una película puede ser lenta y ser una gran película. El problema es cuando la película es lenta para intentar parecer buena y lo usa además como maniobra para lastrar la falta de un guión consistente y rellenar metraje. Si hay una tercera parte lo más probable es que no pase absolutamente nada e inserten escenas de batallas o luchas contra vampiros en medio para parecer que sí. 


Poco se puede decir de Yoga Hosers y desde luego nada positivo. Tras la ya irregular Tusk, aquí nos encontramos con la más absoluta de las chapuzas de un director que nunca he considerado destacable en lineas generales, pero que cuenta con algunas buenas películas en su haber. Protagonizada por su hija, Harley Quinn , y la de Johnny Depp, Lily-Rose, quienes ya aparecian en la anterior en los mismos roles, la patética historia simplemente se las lleva por delante por mucha voluntad que pongan. Además de que mientras la hija de Depp se defiende, la de Smith es insulsa como actriz. Como colofón Depp repite su papel de Guy Lapointe, patético personaje que en esta película, y a diferencia de Tusk, ya no tiene acento quebequense. Otra más para un engendro que conviene olvidar cuanto antes.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Crónica Festival de Cine Fantástico de Sitges 2016 - 4ª parte


Bill Plympton es otro viejo conocido del festival al que acude como siempre con su simpatía y una maleta llena de dibujos y DVD's para vender. Revengeance, a cuatro manos con Jim Lujan, se aleja algo de su universo habitual y nos trae una historia detectivesca y con ribetes políticos, al estilo de la animación undeground de los setenta estadounidense. Si bien funciona durante los primeros minutos, acaba derivando hacia un simple cliché alargado, con pequeños detalles destacables insertados a lo largo de la trama.

Cambio de tercio para Ti West con In a Valley of Violence, dejando su habitual aproximación al cine de terror para pasar al western. Un taciturno vaquero llega al pueblo equivocado, controlado por el sheriff local. Tras un incidente con el díscolo hijo del sheriff, el vaquero es expulsado del pueblo, pero es alcanzado y asaltado por el hijo y sus secuaces quienes matan a su perra y creen haber hecho lo mismo con él. A partir de ese momento el vaquero buscará venganza y asistiremos al típico desarrollo de este tipo de películas, con algo de salvajismo y un humor muy extraño, aderezado por una música no del todo adecuada para el tono de la película. Bastante denostada en Sitges, sin duda se trata de un producto para pasar el rato pero que no será recordado dentro de la filmografía del director. Lo mejor: la composión de John Travolta.


Otro de los fetiches del festival desde hace unos años es Rob Zombie, que también estaba invitado. 31 era una de las películas más esperadas del festival, sobre todo para los seguidores del cantante y director, pero que pasó con más pena que gloria en el global. Si bien es cierto que la película no brilla por su originalidad ni por su guión, posiblemente el más flojo de la filmografía de Zombie, nos encontramos con un producto muy entretenido y directo a la yugular. La ambientación, los colores y los personajes -no todos bien aprovechados, por otra parte-, nos dejan al final un buen sabor de boca en esta historia de supervivencia.

En todos los festivales existe esa película que viene predecida de bastante fama y polémica por su crudeza. En ésta edición teníamos Raw (o Grave), protagonizado por una muchacha vegetariana en su primer año en la universidad, que comienza a comer carne sin freno mientras despierta a la sexualidad. Todo ello se plantea desde el extremo, junto a su compañero gay de habitación y su hermana, también estudiante de medicina como ella pero de segundo curso. Pero a pesar de ese planteamiento extremo, la película no tiene nada que no hayamos visto antes, lo que nos lleva a pensar que esos desmayos en Toronto fueron más producto de marketing que otra cosa. Analizada friamente la película es simplemente un catálogo de intetos de provocación que no aportan nada de nada y que se quedan en lo anecdótico. Otra muestra de que el cine extremo francés (y no sólo éste) ya no está en su mejor momento.



Este año se ha celebrado el 50 aniversario de Star Trek y, lógicamente, el festival de Sitges lo celebró con varias actividades y proyecciones, entre ellas la de Star Trek: La película, la que dió origen a la resurección del mito tras su cancelación una década antes. A pesar de que los planes en principio eran los de proyectar la versión normal en el Auditorio y la versión extendida en la Tramuntana, al final tan sólo se proyecto la extendida. Pese a la baja calidad de la proyección, la experiencia fue como siempre fantástica. La película, la menos Star Trek de toda la saga, pero aún así manteniendo la esencia de la misma es una gozada en todos los sentidos, tanto para el fan como para el público general. Y es que estando a los mandos Robert Wise, un solvente director que en su haber tiene varias joyas, no puede defraudar. De todas maneras me quedo con la versión "corta" y me hubiera gustado verla lucir en sus 35mm originales.

Que Dios nos perdone es el último, hasta la fecha, thriller español actual. Una corriente que se impone en los proyectos españoles, multirreferenciales pero que se hacen nuestros y, lo que es más complicado, funcionan. En esta ocasión nos acercamos a la Madrid de 2011, en plena explosión del movimiento 15-M y con la visita del Papa a la vuelta de la esquina. En dicho contexto, dos policías, Alfaro (Roberto Álamo), explosivo y violento, y Velarde (Antonio de la Torre), apocado e intuitivo, tendrán que encontrar a un asesino en serie que viola y asesina ancianas. A pesar de ser un thriller sobre asesinos en serie, lo más importante no es adivinar la identidad del asesino, sino los dos personajes principales, su manera de investigar, de vivir, con sus claroscuros. Las interpretaciones de Álamo y de la Torre elevan la película a un gran nivel, tan solo resentida por algún pequeño bache de ritmo. Una buena muestra de la buena salud del thriller patrio.



Una mujer alquila una casa alejada de la ciudad y contrata los servicios de un ocultista para que le ayude a hacer un largo ritual con el fin de hablar con su difunto hijo, pero lo que él irá descubriendo es que ella no ha sido sincero lo que convertirá el ritual en algo muy peligrosos. Esa es la premisa de A Dark Song, una cinta que naufraga por un motivo muy claro, la repetición. Si bien la película mantiene un tono bastante adecuado y se enmarca en un terror de cariz original en algunos pasajes, su estructura de ritual/discusión que se repite ciclicamente acaba bajando el nivel del conjunto y queda como un producto simplemente interesante.

Es muy difícil mantener el interés y la tensión de una película cuando el noventa por ciento de la misma se desarrolla en un escenario reducido y con pocos personajes y pese a su buena voluntad Mine se acaba desinflando en ese aspecto. tras una operación militar que no sale del todo bien un par de soldados huyen y acaban en un desierto minado. El protagonista de la historia, interpretado de manera más que correcta por Armie Hammer, pisa una de ellas y su capacidad de movimiento queda anulada, añadiéndo a eso el mantenerse de pie haciendo presión sobre el mecanismo. A merced de los lobos y el cansacio y con solo la ayuda de un habitante de la zona, sus fuerzas irán mermando hasta un final que no convence, sobre todo tras esa perdida de tensión paulatina.

Documental realizado para la televisión, Dragon Girls! Les amazones pop asiatiques, hace un repaso sobre algunas de las más importantes actrices marciales o que han participado en producciones de acción del cine asiático actual. A pesar del interés, da la sensación de que se ha hecho a base de retazos y entrevistas realizadas al azar y sin nexo común, todo ello aprovechado para dar forma a un documental que no profundiza en nada de lo que comenta, dejando un resultado más anecdótico que otra cosa.


Alemania también quiere su acción al estilo oriental y con Plan B lo consigue en cierto modo. Y es que realmente la película funciona como catálogo referencial, tanto del cine hongkonés, por poner un ejemplo, como de la acción ochentera estadounidense. Buena acción y coreografías acompañadas de un cierto carisma actoral. El problema es que debajo de ese envoltorio no aparece nada más e incluso su duración acaba por agotar dada la poca consistencia de un guión muy flojo y repleto de tópicos. Se podría decir que como tantas otras cintas de acción, y es verdad. Pero no por venir de una cinematografía poco dada a este género la trataremos de manera más condescendiente. Para ver, disfrutar, y olvidar.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Crónica Festival de Cine Fantástico de Sitges 2016 - 3ª parte


Mucho se había hablado de Colossal, el nuevo proyecto que tenía en marcha Nacho Vigalondo, utilizando el kaiju eiga como referente. De hecho acabó siendo demandado por la Toho, productora de Godzilla, aunque al final todo acabó bien eliminando cualquier referencia al lagarto gigante y ¿quizás también ambientando una parte de la historia en Corea en lugar de Japón? Sea como fuere, al final y tras pasar por los festivales de San Sebastián y Toronto también se pudo ver en Sitges esta mezcla entre película de monstruos gigantes y comedia. El resultado es francamente aburrido, una historia que sigue todos los pasos del indie estadounidense, (y no el más inspirado) con los típicos personajes perdedores y que intenta aportar un poco de originalidad pero que acaba por cansar.


 En una época de constantes homenajes, y no todos acertados, al cine de los años ochenta, nos encontramos con Beyond the Gates, una deliciosa cinta de terror y fantasía muy digna, divertida, desenfadada y hasta con unos sorprendentes momentos gore. Con la participación de una Barbara Crampton que a sus 58 años continúa siendo una belleza, como se pudo ver in situ. Tras la muerte de su padre, dos hermanos se reencuentran para liquidar el videoclub del progenitor, pero al hallar un juego de tablero con VHS se verán inmersos en una vorágine terrorífica para nuestro deleite.


Planteada como un neowestern, Hell or High Water (Comancheria), se convirtió en una de las sorpresas del festival y a la postre en la tercera película mejor valorada de las que ví. Dos hermanos ladrones de bancos, en realidad antihéroes, se verán perseguidos por un agente de la ley (y su compañero) implacable y tozudo. La impecable construcción de personajes y el retrato que de ellos dan Ben Foster, Chris Pine (en su probablemente mejor papel hasta la fecha) y el gran Jeff Bridges, con un personaje antipático en apariencia  elevan la calidad de la película, apoyada también por una estupenda fotografía que refleja la belleza del Medio Oeste Norteamericano.

Hacer un documental sobre uno de los mejores directores de su generación es harto difícil y si bien David Lynch: The Art Life llega a ser lo suficientemente interesante para dejarse ver, se queda lejos de ser una obra imprescindible.Repasando la obra de Lynch desde su infancia hasta Cabeza borradora, debut del estadounidense en el largometraje, su ritmo lento puede llegar a cansar e incluso aburrir por momentos.



En la época que nos ha tocado vivir encontrar una película de terror que de miedo o incluso inquiete es muy complicado. En el caso que nos ocupa, la británica (de alma iraní) Under the Shadow lo consigue, teniendo incluso varios momentos de sobresalto para que el ésto escribe. Ambientada en la Teherán de la época de la guerra entre Irán e Irak, el terror cotidiano se funde con el típico del cine de fantasmas dando lugar a una atmósfera opresiva. Rodada de una manera sobria y con pulso firme, el tener lugar por completo dentro de un edificio, y especialmente en una casa, o las alusiones constantes al régimen de los ayatolás, multiplican esa sensación opresiva que padecen las protagonistas de la historia. Una de las imprescindibles del festival.

Paul Schrader, aunque a veces no lo parezca, nunca ha dejado de estar activo en su faceta de director, aunque da la sensación de que su genio ha ido menguando con el paso del tiempo. Dog Eat Dog no es una excepción a este mal, pero al menos entretiene e incluso se puede llegar a disfrutar. Quizás sea muy poco pedir al hombre que nos ha regalado obras como Hardcore, El beso de la pantera o los guiones de Yakuza y Taxi Driver, pero así están las cosas. Con un trío de protagonistas pasados de vueltas, Nicolas Cage, Willem Dafoe y Christopher Martin Cook (pese a que se le suele dejar fuera de la ecuación en favor de la fama de los otros dos) y pese a que pudiera parecer lo contrario, es una ayuda para hacerla pasable. Obra menor pero no de lo peor del festival.


Los últimos años nos han traido una moda, la de las nuevas versiones de películas reconocidas que se escudan bajo la apariencia de secuela (o precuela), siendo en realidad versiones actualizadas. Blair Witch es el último cas de esta moda. Camuflada con el título The Woods se presentó el nuevo proyecto de Adam Wingard, hasta que unos meses antes del estreno se revelaría la verdad, estábamos ante una nueva entrega de The Blair Witch Project. En esta secuela-remake el hermano pequeño de la protagonista de la original, Heather, decide volver al bosque para buscar a su hermana. A partir de ese momento veremos la misma película pero con cámaras modernas de todo tipo e incluso un dron. En general, la película es una infamia que no aporta nada al género y que duele más por venir del duo Wingard-Barrett que en los últimos años nos han regalado joyas como Tú eres el siguiente y The Guest.

En los últimos años Mike Flanagan se ha convertido en un nombre de referencia en el cine de terror. Before I Wake (Somnia. Dentro de tus sueños) ha sido mi primera aproximación al cine deldirector y debo decir que ha sido muy desafortunada. Aburrida hasta decir basta, la película pasa de una primera media hora aceptable con algunos momentos de tensión bien logrados a un resto de cinta pueril, previsible y a un final completamente lamentable, que además se ve lastrado por esa perentoria necesidad de explicarlo todo. Para ver y olvidar cuanto antes.


Como una suerte de nueva versión de El malvado Zaroff, Desierto muta de drama social, con un grupo de mexicanos intentando entrar de manera ilegal a los Estados Unidos al thriller axfisiante. Protagonizada por Gael García Bernal como uno de los mexicanos y por un Jeffrey Dean Morgan pre-Negan (aunque su personaje es tan desgraciado como éste) como un supremacista estadounidense que se dedica a matar a estos para evitar su entrada en el país, consigue ser solvente en su factura técnica y entretenida en la parte thriller pero algo maniquea y simplista en su discurso sociopolítico.