jueves, 26 de noviembre de 2009

II Muestra de Cine Coreano: Himalaya, Where the Wind Dwelss (2008) de Jeon Soo-il y Breathless (2008) de Yang Ik-joon

Del 10 al 14 de noviembre en Madrid y el 18 y del 20 al 22 del mismo mes en Barcelona tuvo lugar la II Muestra de Cine Coreano, promovida por la embajada de la República de Corea en colaboración con Casa Asia.

Durante esta muestra se pudieron ver varias películas en las sedes de Casa Asia de Madrid y Barcelona, así como tres propuestas en cines, Himalaya, Where The Wind Dwells, Breathless y Running Turtle, exhibidas en la capital en los Golem y en la Ciudad Condal en los Méliès.

En Cine Asiático tuvimos la oportunidad de asistir a los pases de las dos primeras películas mencionadas y nos llevamos una sensación agridulce, por así decirlo una de cal y otra de arena tras ver estas dos propuestas surcoreanas, cine del que no habíamos visto muchas películas este año, por cierto.

Día 1:

La primera película fue Himalaya, Where the Wind Dwells, protagonizada por Choi Min-sik, el excepcional protagonista de Oldboy, en la que encarna a un ejecutivo surcoreano que viaja a Nepal tras la muerte de un trabajador nepalí a llevarle dinero a su familia, pero qué no se atreve a decirles que ha muerto, a partir de ahí vivirá una experiencia única y diferente en el Himalaya nepalí y descubrirá una nueva forma de vivir.

Pero si bien la propuesta parte de una base interesante no se puede decir lo mismo del desarrollo, anodino y pesado, con cierto aroma a postal barata y dedicado a glosar la maravilla de la vida contemplativa a diferencia de la jungla urbana en la que se olvida la humanidad en un frenesí continuo de idas y venidas. Esta película, pretenciosa a más no poder, hubiera dado mejor para un documental y no en una película basada prácticamente en la belleza de los paisajes montañosos que no en una historia bien desarrollada, con tan sólo detalles insertados de vez en cuando pero que no hilvanan una propuesta que hace aguas por todas partes.

Día 2:

La segunda y última película que vimos en la Muestra al día siguiente fue Breathless, del debutante (como director) Yang ik-joon, y ganadora de varios premios, incluido el Durian de Oro del pasado Festival de Cine Asiático de Barcelona (BAFF), una historia dura y desgarradora protagonizada por él mismo como Sang-hoon, un hombre atormentado por su padre, al que considera responsable de la muerte de su madre, el mismo padre que acuchilló a su hermana aquella noche fatal.

Sang-hoon se gana la vida como matón, cobrando las deudas de la gente acudiendo a su casa y empleando la violencia cuando es necesario, siendo el mejor en su trabajo dado su carácter tendente a esa violencia, único momento en el qué se siente vivo. Pero todo empieza a cambiar cuando conoce a Yeon-hue, una joven estudiante con la que un encuentro casual derivará en una estrecha y compleja relación entre dos almas en el fondo semejantes.

Breathless es una película dura, prácticamente sin concesiones, de una violencia real, dura, seca, nada atractiva a ojos del espectador y transitada por senderos oscuros derivados del trauma ocurrido hace años y que ha dejado hondas huellas en el protagonista y en sus relaciones, con su hermana, su mejor amigo (para el que trabaja) o su propio padre, al que pega palizas constantemente para tratar de exorcizar esos demonios que le persiguen toda la vida. Por su parte, Yeon-hue vive una situación parecida con un padre desequilibrado y un hermano egoísta y que será una de las claves del film, marcado por la violencia familiar.

Bien dirigida para ser una ópera prima, aunque con algunos defectos de principiante, sin duda el plato fuerte son las interpretaciones del propio Yang ik-joon, y sobre todo el resto Kim Kkot-bi, impresionante en su papel de Yeon-hue y que construye un personaje tan interesante que por si solo merecería ver la película.

Lamentablemente, por motivos de tiempo no pudimos ver la otra película en cine, Running Turtle, aunque esperamos rescatarla en otro formato algún día. Felicitar a la embajada coreana y a Casa Asia por esta iniciativa y esperamos que en años venideros la muestra crezca más y más para darle al cine coreano la dimensión que merece, sobre todo en un país como el nuestro, en el qué por desgracia las propuestas que nos llegan de aquella zona del mundo son muy escasas.

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